“La Cultura es Pan”, grito de denuncia de la cultura comunitaria ante las amenazas al ecosistema cultural y a los derechos laborales de sus agentes

La campaña La Cultura es Pan comienza a fraguarse en 2023 cuando el Ayuntamiento de Zaragoza amenaza – y finalmente lleva a cabo –, el cierre unilateral del centro cultural de referencia internacional por su modelo de gobernanza, Harinera ZGZ. Acabando con un proyecto de diez años en un solo día.

Desde REACC hacemos pública nuestra indignación y denunciamos los atropellos de los gobiernos conservadores a la cultura libre en todo el territorio y a través de una carta y una declaración, exigimos al ministro de cultura, Ernest Urtasun, que actúe y tome medidas inmediatas: “No nos vamos a quedar de brazos cruzados. No se puede hablar de derechos culturales y luchar contra la censura si permitimos que en nuestros territorios se vulneren constantemente estos derechos. Necesitamos un sistema público de cultura fuerte que garantice su sostenibilidad de forma urgente antes de que desmantelen todos los derechos y servicios culturales que tantos años nos ha costado levantar”

Al ver que las amenazas, desmantelamientos y censuras continúan y se acrecientan, no solo en el territorio español sino a lo largo de toda Europa, nace esta campaña como un grito de denuncia desde la cultura comunitaria y hacia toda Europa ante las amenazas al ecosistema cultural y a los derechos laborales de sus agentes.

La Cultura es Pan constituye una performance que reivindica el pan/la cultura como “alimento” ancestral, básico y vital para la sostenibilidad de la vida. Alimento que se elabora desde un oficio colectivo, desde unas manos honestas y cariñosas, manos y “harina” que nutren y sostienen a nuestras comunidades y territorios, y sin las cuales la vida no es posible ni vivible. Por eso, la cultura es pan.

La Cultura es Pan utiliza la historia de desmantelamiento de Harinera ZGZ como hilo conductor y comparte una estrategia de defensa colectiva: el Diagnóstico de la Cultura Comunitaria de REACC, una herramienta de auto-conocimiento dinámico y descentralizado, de apoyo y movilización, que permite a los agentes y espacios sensibilizar y crear conciencia sobre sus prácticas, valores y desafíos. Dejando en evidencia la importancia de garantizar derechos laborales dignos para quienes sostienen prácticas artísticas diversas e inclusivas en todo el territorio:

“¿Cómo podemos hablar de sostenibilidad en el ecosistema de la cultura si no hablamos de derechos culturales? ¿Cómo garantizamos los derechos laborales y la dignidad de quienes sostienen y participan de las prácticas comunitarias, protegiendo, nutriendo y visibilizando una cultura libre, comprometida, participativa, diversa y descentralizada?”